RESUMO
Las convulsiones neonatales son la evidencia más clara de una anormalidad en el funcionamiento cerebral, teniendo una incidencia variable entre 1 a 5 por 1000 RN vivos, asociándose más frecuentemente a una patología subyacente, a diferencia de las condiciones genéticas o idiopáticas que se observan en otras edades. La fisiopatología involucrada incluye una descarga hipersincrónica de un grupo finito de neuronas corticales, a través de diferentes mecanismos que conducen a una despolarización de las membranas neuronales. La clasificación utilizada se fundamenta en una observación cuidadosa de los fenómenos clínicos, siendo los hallazgos motores de tipo tónico, clónico, mioclónico y automatismos los de mayor relevancia, agregándose los datos aportados por el electroencefalograma (EEG) y video-EEG para complementar las apreciaciones clínicas. En el diagnóstico diferencial hay fenómenos motores como el mioclonus benigno del sueño, temblores, movimientos del despertar, reflejos fisiológicos, movimientos conductuales, movimientos extrapiramidales entre otros. Se debe además reconocer si estas forman parte de uno de los síndromes específicos que se inician en el período neonatal. El tratamiento adecuado incluye el de la etiología subyacente así como los fármacos anticonvulsivantes, dentro de los cuales el Fenobarbital, Lorazepam y Fenitoína aún tienen una participación relevante.