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Ética Médica , Religião e Ciência , Técnicas Reprodutivas , Cristianismo , Reprodução/fisiologiaAssuntos
Cristianismo , Religião e Ciência , Reprodução/fisiologia , Técnicas Reprodutivas , Ética MédicaRESUMO
Debido a los enormes avances producidos en el conocimiento biológico y en el manejo técnico, sobre todo en lo que va del siglo, que en general hacen que el hombre haya adquirido en los últimos 15 años más conocimientos que a lo largo de toda su historia, es muy oportuno detenerse a reflexionar sobre la conducta ética ante las técnicas que actúan sobre la reproducción humana, a fines del siglo XX. El punto de partida para efectuar las reflexiones filosóficas del planteo frente al Ethos no puede ser otro que la verdad biológica conocida en el momento actual y aceptada por todos. Es por ello que nos detenemos a describir en forma suscinta los hechos orgánicos que ocurren en las inmediaciones de la fecundación. Nos parece indudable que el planteo ético debe ser realizado a punto de partida de los hechos conocidos, y que cada vez que se lo reactualiza se debe describir la base científica desde la cual se parte; porque la filosofía no puede dejar de permanecer en contacto con la realidad, debe existir concordancia entre los hechos y las disquicisiones. Estos problemas han sido debatidos y han tenido y tienen pronunciamientos específicos por parte de la Iglesia Católica, a través del patrimonio de la tradición Cristiana, lo que los Sumos Pontífices han enseñado, los documentos que produjo la Santa Sede y lo que ha fijado el Código de Derecho Canónico. Hemos centrado el meollo de la discusión que hace tiempo preocupa a la ciencia y a la Iglesia, porque a partir de allí podremos determinar en que momento, con nuestras técnicas, comenzamos a actuar sobre una persona establecida. La concepción de persona que nosotros aceptamos es la clásica definida por Boecio: "substancia individual de naturaleza racional", desarrollada y ampliada por Santo Tómas. Aceptando que la perfecta unidad del compuesto humano es compenetración de materia y espíritu, es procedente definir el momento de la constitución de ambos sustratos. La ciencia ha determinado perfectamente cuando el sustrato material adquiere carácter individual: en el momento en que se constituye el cigoto aparece un nuevo ser, distinto del padre y de la madre, con su propia organización interna y su característica genética propia, que goza de una autonomía relativa... (TRUNCADO)(AU)
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Catolicismo , Fertilização in vitro , Ética MédicaRESUMO
Debido a los enormes avances producidos en el conocimiento biológico y en el manejo técnico, sobre todo en lo que va del siglo, que en general hacen que el hombre haya adquirido en los últimos 15 años más conocimientos que a lo largo de toda su historia, es muy oportuno detenerse a reflexionar sobre la conducta ética ante las técnicas que actúan sobre la reproducción humana, a fines del siglo XX. El punto de partida para efectuar las reflexiones filosóficas del planteo frente al Ethos no puede ser otro que la verdad biológica conocida en el momento actual y aceptada por todos. Es por ello que nos detenemos a describir en forma suscinta los hechos orgánicos que ocurren en las inmediaciones de la fecundación. Nos parece indudable que el planteo ético debe ser realizado a punto de partida de los hechos conocidos, y que cada vez que se lo reactualiza se debe describir la base científica desde la cual se parte; porque la filosofía no puede dejar de permanecer en contacto con la realidad, debe existir concordancia entre los hechos y las disquicisiones. Estos problemas han sido debatidos y han tenido y tienen pronunciamientos específicos por parte de la Iglesia Católica, a través del patrimonio de la tradición Cristiana, lo que los Sumos Pontífices han enseñado, los documentos que produjo la Santa Sede y lo que ha fijado el Código de Derecho Canónico. Hemos centrado el meollo de la discusión que hace tiempo preocupa a la ciencia y a la Iglesia, porque a partir de allí podremos determinar en que momento, con nuestras técnicas, comenzamos a actuar sobre una persona establecida. La concepción de persona que nosotros aceptamos es la clásica definida por Boecio: "substancia individual de naturaleza racional", desarrollada y ampliada por Santo Tómas. Aceptando que la perfecta unidad del compuesto humano es compenetración de materia y espíritu, es procedente definir el momento de la constitución de ambos sustratos. La ciencia ha determinado perfectamente cuando el sustrato material adquiere carácter individual: en el momento en que se constituye el cigoto aparece un nuevo ser, distinto del padre y de la madre, con su propia organización interna y su característica genética propia, que goza de una autonomía relativa... (TRUNCADO)