RESUMEN
Introducción. Las retracciones cicatrizales secundarias a quemaduras representan un desafío para el cirujano plástico debido a la variabilidad en su complejidad y presentación. La pérdida de movimiento del codo conlleva una limitación funcional con impacto directo en la calidad de vida, por lo que la indicación quirúrgica se hace necesaria. La gran variedad de tácticas quirúrgicas plantean la necesidad de sistematizar el tratamiento de las retracciones cicatrizales. Objetivo. El objetivo de esta presentación es la aplicación de la sistemática en el tratamiento de la secuela posquemadura de codo en el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Quemados del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante los últimos 10 años. Material y métodos. Mediante un diseño observacional, descriptivo y retrospectivo, se realizó el presente trabajo sobre pacientes con diagnóstico de retracción cicatrizal posuemadura en codo de agosto de 2008 a agosto de 2018. El criterio de inclusión fue pacientes entre 3 y 65 años sometidos a cirugías reconstructivas para la liberación de contracturas del codo posteriores a una quemadura durante el período mencionado. Se realizó una revisión de las historias clínicas y se evaluaron los casos a través del examen físico y de documentación fotográfica, y se analizaron diferentes variables: sexo, edad, comorbilidades, clasificación de gravedad, grado de retracción pre- y posoperatoria, tipo de reconstrucción empleada y complicaciones. Las variables mencionadas se registraron en tablas. Resultados. Treinta y cuatro pacientes operados, 20 mujeres y 14 hombres. El rango de edad fue de 3 hasta los 50 años, con una media de 21,2 años. La causa más frecuente de quemadura fue el agua caliente. El grado de retracción fue leve en 41,17% (14 casos), moderada en 47,05% y severa en 11,7%. El procedimiento más utilizado fueron los colgajos pediculados (50%), seguido por los colgajos locales (41,2 %) y, por último, se emplearon injertos de piel (8,8%). Dentro de los colgajos pediculados, el más utilizado fue el colgajo antecubital (12 casos) con un 70,6%, seguido por el colgajo braquial lateral con un 23,5% y, por último, con un solo caso, un colgajo propeller, que representó el 5,9%. Dentro de las plásticas locales, los colgajos de avance representaron el 42,8%, seguidos por las zetaplastias en un 35,7%, los colgajos de transposición en un 14,3% y la w plastia en un 7,14%. Todos los injertos de piel realizados fueron de espesor total. Las complicaciones fueron dehiscencia del borde del colgajo y epidermólisis. La ganancia objetiva de extensin en grados fue entre 5 y 80 grados. Conclusiones. Podemos concluir que es posible la aplicación de nuestro algoritmo para el tratamiento en la secuela cicatrizar en codo. Siempre que sea posible, se recomienda utilizar un colgajo fasciocutáneo por su mejor cobertura, resistencia y poca morbilidad de obtención. Todo método quirúrgico debe acompañarse con medidas no quirúrgicas como la ferulización y la rehabilitación kinésica temprana para lograr un resultado sostenido en el tiempo.
Introduction. Burn injuries to the elbow can lead to significant functional impairment and major aesthetic problems. This represents a challenge for the plastic surgeon due to the variability in their complexity and presentation. The elbow can be constructed with a wide range of surgical technique such as skin grafts, local, regional or free flaps. However, contractures vary greatly, depending on the loss of function, depth and extension of tissue involvement, and duration of scarring and, therefore, surgical intervention should be tailored for each patient. Objective. To present our experience and systematic approach for releasing postburn elbow contractures. Materials and methods. A retrospective review of the cases of post-burn elbow contractures treated in our center between August of 2008 and August of 2018 was conducted. Results. Since 2008 we have treated 34 patients. They included 20 female patients and 14 male patients. The average age was 21,2 years (range 3-50 years) at the time of the first corrective operation. Severity of elbow contracture was graded as mild in 41,17% of the cases, moderate in 47,05% and severe in 11,7%. Contractures were treated with fascio cutaneous pedicled flaps in 50% of the cases, with local flaps in 41,2% of the cases and with skin graft in 8,8%.Of the fascio cutaneous flaps employed, 12 patients were treated with an antecubital flap, 4 with a lateral arm flap and 1 with a propeller flap. Among the local flaps, z plasties and advancement flaps were the most commonly used. Elbow excursion improved in all cases between 5 and 80 degrees Conclusions. Severe elbow contracture resulting from burn injury can be treated using a systematic approach according to the physical characteristics of the contracture. Although there are many techniques of soft-tissue coverage to treat elbow contractures, we advocate using well-vascularized fascio cutaneous flaps to provide coverage due to their resistance and low donor site morbidity.